1/12/07

MI PRIMERA VEZ.

Mi adolescencia la viví en el clima del autodenominado proceso de reorganización nacional instaurado por el golpe militar del 24 de marzo de 1976 época en que cursaba el séptimo grado de la escuela primaria, toda la secundaria en el Colegio Nacional de Quilmes fue bajo las reglamentaciones de conducta tipo “el pelo corto que no tocara el cuello de la camisa” en los varones y a las chicas que “la falda por debajo de la rodilla” entre otras cosas que hoy suenan risueñas, lamentablemente debajo de toda esa propaganda y discurso moralizador del gobierno dictatorial se ocultaba el verdadero rostro de un régimen que cambio de raíz la realidad socioeconómica y política de nuestro país.
De aquella época, apenas recuerdo el clima de violencia política, haber visto un cadáver tirado en la calle y algún comentario en la navidad del 75 cuando el intento de copamiento por parte de la guerrilla del Batallón Viejobueno que estaba a unas treinta cuadras de mi casa.
Los padres de antes no daban muchas explicaciones y menos de política pero teniendo en cuenta que mi abuelo paterno un obrero metalúrgico que siempre había militado en el anarquismo y mi abuelo materno tuvo que venirse con su familia de España por sus ideas republicanas, en fin lo cierto que en casa la política estaba presente al menos en los comentarios, mi viejo que curso sus estudios durante los primeros gobiernos de Perón, desde que tengo uso de razón fue antiperonista seguramente por sus vivencias de la persecución que ejerció el peronismo sobre los sectores sindicales de izquierda a los que pertenecía mi abuelo y por su formación política con autores del socialismo democrático , lo cierto que siempre había a mano lecturas políticas desde le diario La Opinión, La Vanguardia, la revista Redacción (que tengo guardada toda la colección) hasta numerosos libros de todo tipo de autores muchos anarquistas, socialistas, marxistas que durante todos los años que duro la dictadura permanecieron en los estantes de la biblioteca de la casa en un sector del living, marcando la ingenuidad política de mi viejo con respecto a lo que les pasaba a muchas personas por tener algún libro que los grupos de tareas del proceso consideraban lectura subversiva, quizás su prestigio como medico del barrio lo inmunizo a cualquier requisa militar como la que me quedo en la memoria por haber presenciado con una mezcla de asombro y miedo ante el despliegue de soldados armados, en la casa de Carlitos un vecino peronista de al lado que trabajaba en la papelera de Bernal.
También recuerdo la discusión que se dio en una cena familiar ( seria el año 79) ante los relatos de mi primo Daniel recién llegado de un viaje a Italia en donde estuvo con los hermanos de mi tío Rino que había fallecido hacia unos años, nos contaba historias sobre los desaparecidos, los campos de concentración y demás atrocidades que cometía el gobierno militar argentino y que nosotros ignorábamos inmersos en la propaganda de que “en Argentina somos derechos y humanos”, lo cierto es que no le creíamos, esas cosas no podían pasar acá.
Descubrir la verdadera realidad que era ocultada sistemáticamente fue seguramente una de las razones que me impulso a participar para conocer mas, en el año 82 luego de la derrota de Malvinas y el desastre socioeconómico se precipito la salida democrática, recuerdo que ese mi primer año en la facultad todavía estaba prohibida la actividad en los centros de estudiantes pero ya se empezaba a percibir un clima de participación, a mediados de ese año en la federación de box en la Capital Federal Alfonsín se largo con el primer acto partidario publico, a mi viejo se le ocurrió llevarme( siempre dice, creo en broma, que se arrepiente) ya que tendría ir preparándome para votar, el lugar estaba lleno y nos tuvimos que quedar en la calle, seguramente ese acto popular y la oratoria del que seria Presidente me engancharon como a millones de jóvenes pero lo que siempre recuerdo de aquella noche es algo que repetía en sus discursos de que “no sigan hombres sigan ideas”.
La consigna de que había que afiliarse a la UCR para que Alfonsín fuera Presidente hizo el resto y lograr que nunca mas una “junta de supuestos iluminados” gobernara sin mi voto. La primera vez que vote fue el 30 de octubre de 1983 tenia 19 años, conocer esas boletas de votación con tantos nombres a los que había que elegir como representantes y mi inquietud de cómo llegaban a estar ahí, impulso mi decisión de participar activamente, a partir de entonces, para no seguir introduciendo en la urna un sobre con una boleta llena de nombres de ignotos personajes a los que les daba mi mandato para que gobiernen. Pero esa es otra historia.